lunes, 9 de septiembre de 2019

UNIFORMES DE SOLDADOS ITALIANOS 
DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

EL SOLDADO DEL REGIO ESERCITO

El Regio Esercito (Ejército Real) fue el ejército del Reino de Italia desde la unificación del país, en 1861, hasta el nacimiento de la República Italiana en 1946. Con la abolición de la monarquía, el ejército cambió de nombre pasando a llamarse Esercito Italiano. La participación de Italia en la Segunda Guerra Mundial tuvo dos fases bien diferenciadas. Primero, a partir de junio de 1940, bajo el mando del dictador Benito Mussolini, luchó al lado de la Alemania nazi de Adolf Hitler contra Francia, el Reino Unido y los demás aliados, Estados Unidos. De igual forma en 1940 Italia firmó el pacto tripartita o mejor conocido como el pacto eje Berlín, Roma, Tokio junto con la Alemania nazi en la que se adhería el Imperio del Japón. En la segunda fase, a partir del derrocamiento de Mussolini en el verano de 1943, el rey Víctor Emmanuel III y su nuevo gobierno firmaron un armisticio y se alinearon con los aliados, mientras los alemanes se hacían con el control de gran parte del país, donde crearon una república títere presidida por Mussolini. Así, de 1943 a 1945 hubo tropas italianas en ambos bandos del conflicto, y a veces lucharon unas contra otras en lo que vino a ser una guerra civil dentro de la guerra mundial.
Dada la falta de preparación de Italia para la guerra, Mussolini optó inicialmente por mantenerse neutral en el conflicto. Fue solo a finales de junio de 1940, cuando Francia estaba invadida y prácticamente vencida por los alemanes, que Mussolini entró en la guerra al lado de Alemania. Su ejército atacó sin éxito el sur de Francia, si bien su intervención le permitió ocupar una parte del país tras el armisticio. Simultáneamente, las fuerzas armadas italianas iniciaron una larga lucha contra los británicos en el Mediterráneo y el continente africano. En el África Oriental Italiana, las tropas italianas de Eritrea y Somalia lanzaron en julio una rápida campaña contra las posesiones británicas de Kenia y el Sudán Anglo-Egipcio, ganando algunos territorios en dichas zonas hasta el mes de setiembre. En paralelo los italianos atacan la Somalilandia Británica el 3 de setiembre de 1940, aprovechando su superioridad numérica. Tras tres semanas de lucha, las guarniciones británicas de la zona fueron vencidas y debieron evacuar la Somalilandia o rendirse a los italianos. Tras un ultimátum de Mussolini al dictador griego Ioannis Metaxas el 28 de octubre, las tropas italianas invaden el norte de Grecia, penetrando en la región del Epiro sin antes alertar al aliado alemán. Las divisiones italianas pronto se encontraron en dificultades debido a la inesperada resistencia griega así como por la falta de equipo militar adecuado, a lo cual se unía la ausencia de factor sorpresa (debido a los meses de propaganda fascista contra Grecia) y la falta de preparación de un plan de combate (improvisado apenas diez días antes de empezar las operaciones). La situación militar en Egipto también empeoró para los italianos, fuerzas británicas al mando del general Archibald Wavell, con seis divisiones frescas de infantería y tanques, lanzaron una campaña el 9 de diciembre de 1940 contra las avanzadas italianas en Egipto y las derrotaron decisivamente. A continuación, tropas del Imperio Británico penetraron en la Libia italiana y continuaron derrotando a las fuerzas italianas al mando de Graziani y Gariboldi, tomaron las localidades de Bengasi, Derna, y Tobruk y avanzaron más de 300 kilómetros en territorio libio, deteniéndose tras tomar El Agheila el 7 de febrero de 1941. En esta campaña el Regio Esercito perdió su Décimo Ejército, sufriendo 3.000 bajas en combate y dejando 120.000 prisioneros en poder de los británicos. Ante este desastre, desde febrero de 1941 operó en Libia un numeroso contingente militar alemán denominado Afrika Korps al mando del general Erwin Rommel, enviado por Hitler con la misión de apoyar el esfuerzo bélico italiano en África del Norte. En enero de 1941 se reinició la ofensiva británica en África Oriental, con ataques desde el norte y sur. Los italianos empiezan un lento reliegue de posiciones indefendibles: abandonan Mogadiscio y Kismayu en febrero, junto con toda Somalia y Somalilandia, en marzo se retiran de sus conquistas de Sudán y Kenia, y en abril sus defensas se concentran en el macizo etíope.
Al endurecerse la resistencia de las fuerzas griegas en Epiro, Hitler se vio entonces obligado a enviar ayuda militar a los italianos en el Reino de Grecia, pero la campaña balcánica de los italianos prosiguió hasta que la Wehrmacht germana lanzó en abril de 1941 su campaña en los Balcanes, invadiendo exitosamente el Reino de Yugoslavia y el Reino de Grecia en tres semanas, tras lo cual las tropas italianas (de actuación muy marginal en la lucha) ocuparon amplios sectores de Dalmacia, Eslovenia y Montenegro. A medida que la guerra avanzaba, el ejército italiano, que se entrelazaba íntimamente con su homólogo alemán, comenzó a sufrir los mismos reveses con la Wehrmacht como lo habían hecho sin ellos. Entonces vino lo impensable, el desembarco de las tropas aliadas en Sicilia que resistió brevemente, antes de la invasión de la propia Italia.
El Ejército italiano tiene un lugar casi único en la historia de la Segunda Guerra Mundial. También es uno de los más calumniados. Esto es lamentable, ya que de todas las naciones combatientes principales, es probablemente la más olvidada e incomprendida. Italia fue la primera nación europea en abandonar la democracia en favor de la lacra del fascismo.



EL SOLDADO ITALIANO EN EL NORTE DE AFRICA

El Mar Mediterráneo se convirtió para Italia en el principal escenario de ofensiva para la Marina Real Italia (Regia Marina) desde el primer instante de su entrada en el conflicto. África constituyó el teatro de operaciones más importante de Italia en la Segunda Guerra Mundial cuando en Agosto de 1940 el Ejército Colonial Italiano con base en Etiopía invadió la colonia de la Somalia Británica que ocupó en Septiembre tras forzar la derrota y huida del Ejército Británico. Aquel mismo mes, en Libia, el Ejército Ítalo-Libio del mariscal Rodolfo Graziani entró en Egipto y se apoderó de grandes extensiones, incluyendo la plaza de Sollum, además de vencer a la Fuerza Británica del Desierto Occidental (British Western Desert Force) en la Batalla de Sidi Barrani. Simultáneamente en el África Oriental, las tropas coloniales etíopes e italianas lanzaron sendas ofensivas al norte de Eritrea y al sur de Somalia que después de expulsar a los escasos defensores británicos, les permitió adentrarse en territorio enemigo y conquistar enormes zonas de Sudán y Kenya. Durante la Campaña del Este de África, la somalilandia británica fue ocupada por Italia en agosto de 1940, pero recapturada por los británicos en marzo de 1941.
Mussolini tenía puesta su mayor esperanza en un ataque contra los británicos en Egipto, porque una victoria allí garantizaría la decisiva ruta naval a través del Canal de Suez y dejaría abierta la conquista de los pozos petrolíferos de Oriente Medio. Las cosas parecían estar a su favor, porque los 250.000 hombres del 10º Ejército Italiano, a las órdenes del mariscal Rodolfo Graziani, se enfrentaban a sólo 36.000 soldados británicos, que defendían el país de las pirámides. El 13 de septiembre, cuando empezó el ataque italiano, los defensores británicos al mando del general en jefe Archibald Wavell y del de operaciones, general Richard O'Connor, se retiraron detrás de la ciudad egipcia de Sidi Barrani, donde Graziani detuvo su avance. Pero el 9 de diciembre de 1940, O'Connor atacó por un espacio vulnerable entre dos campos italianos, rodeándolos por detrás y asediándolos. La brillante maniobra, llamada en clave Operación Compass, desorganizó el sistema defensivo italiano y consiguió capturar casi 40.000 prisioneros. El resto de las fuerzas italianas se batieron en retirada, pero O'Connor decidió arriesgar y envió tras ellas a la 6ª División Australiana por la carretera de la costa, mientras la 7ª División Acorazada (los famosos "Ratas del Desierto") atacó por la inmensidad del desierto hacia Bengasi (Libia), confiando en cerrar el círculo por detrás de los italianos para cortar su retirada. El 7 de febrero de 1941, la obra maestra de O'Connor se completó cuando los "Desert Rats" llegaron a Beda Fomm (Libia) a tiempo de bloquear la desbandada italiana, atrapando al resto del infortunado 10º Ejército Italiano. Fue una gran victoria: los británicos habían capturado 130.000 hombres, 845 cañones y 380 carros, con menos de 2.000 bajas, todo ello en el espacio de 10 semanas. Los británicos pocos en número, pero de fuerzas muy móviles y bien equipados de la Fuerza del Desierto Occidental derrotaron y hicieron prisioneros a decenas de miles de soldados italianos, también destruyeron las diez divisiones del 10º Ejército y conquistaron las fortalezas de Bardia y Tobruk, así como toda la Cirenaica. Con el fin de apoyar al ejército italiano en este teatro, los alemanes enviaron un grupo de divisiones agrupadas en el Afrika Korps bajo el mando del general Erwin Rommel.
En los años siguientes al Ejército Panzer italo-alemán llego a estar a unos 80 km de Alejandría, pero como consecuencia de la derrota de El Alamein también Libia tuvo que ser abandonado a las fuerzas británicas, mientras que la última resistencia en el norte de África llegó a su fin en mayo 1943 en Túnez, territorio que había sido ocupado por las fuerzas italiano-alemanas como una reacción a la Operación Antorcha. Este hecho marco el fin de la presencia italiana en el norte de África. Como en todos los demás teatros de operaciones en los que luchó, el Ejército Italiano iba a padecer sobre todo falta de movilidad y un inadecuado sistema de mando y control. La escasez de transporte a motor supuso que las unidades de infantería italianas fuesen formaciones virtualmente estáticas que no podían ser desplegadas con la flexibilidad que era tan importante en la guerra en el desierto. El Ejército Italiano sufrió una fuerte conmoción con su catastrófica derrota en Libia a manos de una fuerza mucho menor pero mucho mejor entrenada, equipada y dirigida. Cuando estuvieron bien dirigidas, las unidades italianas acostumbraron a combatir bien y su actuación durante la campaña fue mejorando paulatinamente, pero el mando del DAK las consideraba, en general, tropas de segunda clase, dándoseles a menudo misiones secundarias o estáticas, lo que tenía consecuencias negativas tanto para la moral como para la efectividad de los soldados italianos.


EL BERSAGLIERI

Los Bersaglieri son un cuerpo de infantería del Ejército italiano, creado por el general Alessandro La Marmora en 1836 para servir en el Ejército piamontés, el cual se convirtió posteriormente en el Ejército Real Italiano. Una de sus características era que se desplazaban normalmente en bicicleta. Durante la campaña de África usaron motocicletas. El nombre bersagliere significa "tirador certero". Siempre han sido una unidad de infantería de alta movilidad y pueden ser reconocidos por el sombrero de ala ancha decorado con plumas de urogallo, aunque actualmente sólo se utiliza en el uniforme de gala. Las plumas se siguen usando incluso en los cascos de combate modernos.
La Marmora, entonces comandante de la Guardia de Granaderos, tuvo la ocasión de poner en práctica sus ideas acerca de las características de un ejército moderno: movilidad, órden y maniobrabilidad. Era, de hecho, uno de los primeros cuerpos especiales, designado para acometer empresas bélicas de especial importancia. Durante el siglo XIX, bajo el mando de Alberto Ferrero La Marmora, los Bersaglieri cumplieron el papel de soldados de escaramuza, sirviendo de pantalla a las lentas formaciones en línea y en columna, pero funcionando como fuerza de choque si era necesario. Su armamento típico incluía una carabina propia, inventada por La Marmere, un arma avanzada para su época. Durante la II Guerra Mundial, intervinieron en teatros de operaciones tan diferentes como África del Norte y Oriental, Grecia o la URSS, siendo destacada su participación en combate.


EL ALPINI

Los Alpini (en español alpinos) son una especialidad del arma de infantería de choque de montaña del Ejército Italiano. Los “Alpini” son los soldados del Ejercito Italiano especialistas en Montaña. Los alpinistas son los cazadores de montaña italianos. Fueron fundados en 1872 y se consideran el grupo activo más viejo de los gangsters de la montaña en el mundo. Como cazador de montaña, el Alpini es una subgracia de la infantería del ejército italiano. Junto con la artillería de montaña, los espías de montaña, y otras tropas de otras fuerzas armadas que se especializan en las montañas, forman los grupos de montaña italianos.
Este cuerpo de elite dentro de las fuerzas armadas italianas, se creó oficialmente el 15 de Octubre de 1.872, por el General Giuseppe Domenico Perucchetti, cuando el joven Reino de Italia tuvo que afrontar el problema de la defensa de las nuevas fronteras terrestres, que tras la infeliz guerra contra Austria, coincidían casi enteramente con el arco alpino. En 1870 se había podido completar la unidad de Italia con Roma como capital y el nuevo estado se veía en la necesidad de enfrentarse a una situación internacional muy delicada en virtud de la reactivación de tensiones tanto con Francia como con la potente monarquía Hasburgica, todavía potencialmente hostil tras la cesión del Véneto a Italia.
Pero este cuerpo militar destinado a luchar en las montañas tiene unos orígenes bastante mas antiguos, ya 18 siglos antes existían según documentos hallados por los historiadores, tres Legiones entre las filas del ejercito Romano, entrenados especialmente para luchar en las montañas y la nieve. Su seña de identidad y su insignia es la tipica prenda de cabeza tocada con una pluma llamada: "Il Capello Alpino" y que fue usada por primera vez en Mayo de 1.910. Junto tienen un sombrero especial, el "sombrero alpino", que es la expresión de un fuerte espíritu de cuerpo. Sus mayores participaciones belicas fueron durante Grande Guerra asi como en la segunda Guerra Mundial.


EL INFANTE DE MARINA DE LA REGIA MARINA

La Regia Marina (en español: Armada Real) se creó en 1861. Fue la marina militar del Reino de Italia hasta 1946. Se transformó en la Marina Militare Italiana con la proclamación de la república italiana. Cuando el Reino de Italia fue creado en marzo de 1861 oficialmente, la antigua marina de guerra del Ducado de Saboya fue designada como Regia Marina e integró las pequeñas fuerzas navales de los demás estados italianos como Toscana y los Estados Pontificios. El bautismo de fuego de la Regia Marina aconteció en la batalla de Lissa de 1866, en el trasfondo de la unificación de Italia, donde la flota italiana fue vencida por la flota austrohúngara. La Regia Marina Italiana en 1940 era una gran flota, aparentemente bien equipada con modernos y muy veloces buques, pero en realidad tenía muchas carencias.  La interferencia fascista en los asuntos de una armada, que era monárquica por sobre todas las cosas, causaba fricciones y situaciones incómodas, incluso con algunos oficiales de enlace alemanes. Al entrar en la Segunda Guerra Mundial en junio de 1940, la Regia Marina era la quinta marina del mundo, por detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Francia. No obstante, este volumen de naves no iba acorde con la modernidad de éstas, siendo que por el contrario los mandos navales italianos no tenían una flota apta para desempeñarse en alta mar o en operaciones nocturnas. Pese a ello, el crecido número de unidades de la marina italiana causó que la Royal Navy británica evitara enfrentarse a la flota italiana durante los primeros meses de la lucha, hasta que la Batalla de Tarento puso el combate a favor de los británicos. Al firmarse el armisticio con los aliados en 1943, la marina se utilizó para la resistencia contra las tropas alemanas.
La Regia Marina jugó un papel limitado en la invasión de Etiopía. Mientras que el Imperio Etíope quedó sin salida al mar, la armada fue instrumental en la entrega y el suministro de las fuerzas de invasión a través de los puertos de Somalia y Eritrea. En el momento de la intervención italiana en la Guerra Civil Española, la Regia Marina envió unidades navales en apoyo del Cuerpo Italiano de Tropas Voluntarias (Corpo Truppe Volontarie). Aproximadamente 58 submarinos italianos participaron en operaciones contra las fuerzas navales republicanas de España. Estos submarinos se organizaron en una Legión Submarina y complementaron las operaciones de submarinos alemanes como parte de la operación Úrsula. En 1939, la Regia Marina apoyó la invasión de Albania. Todas las fuerzas de tierra involucradas en la invasión tuvieron que cruzar el mar Adriático desde la parte continental de Italia y la travesía se llevó a cabo sin incidentes. El 10 de junio de 1940, después de la invasión alemana de Francia y Países Bajos, el Reino de Italia declaró la guerra a Francia y al Reino Unido y entró en la Segunda Guerra Mundial. Italia entró en guerra con la cuarta armada más grande del mundo. El dictador italiano Benito Mussolini vio el control del mar Mediterráneo como un requisito previo esencial para ampliar su " nuevo imperio romano " en Niza, Córcega, Túnez y los Balcanes. Mussolini describió el Mediterráneo como " Mare Nostrum " (Nuestro Mar). Al entrar en guerra, la Regia Marina estaba operando bajo una serie de limitaciones. Aunque se dispuso de activos importantes para desafiar a la Royal Navy por el control del Mediterráneo, se había hecho poco hincapié en la incorporación de avances tecnológicos como el radar y el sonar. La Regia Marina tenía seis acorazados con los cuales podía competir por el control del Mediterráneo, los cuatro más modernos estaban siendo reajustados al estallar la guerra. Además de las seis naves capitales, los italianos tenían 19 cruceros, 59 destructores, 67 lanchas torpederas y 116 submarinos. La falta de materias primas en Italia significaba que tendrían grandes dificultades para construir nuevos barcos en el transcurso de la guerra. La Regia Marina, sufrió dos reveses importantes durante la guerra.  En Noviembre de 1940, aviones navales británicos hundieron un acorazado y dañaron a dos más, en Tarento, este fue un golpe que le costó mucho asimilar a la Regia Marina.  El otro episodio amargo fue en Matapán, donde fueron hundidos 3 cruceros pesados, en Marzo de 1941.  Los barcos averiados en Tarento fueron reparados rápidamente, pero las pérdidas minaron la confianza de los mandos italianos.  Durante la evacuación de Grecia y Creta en 1941, por ejemplo, no hubo ningún intento de atacar a la flota británica y aún el éxito del SLC contra el Queen Elizabeth y el Valiant, fue desperdiciado por la actitud de evitar operar ofensivamente.
Durante el conflicto se siguieron construyendo unidades, pero nunca volvieron a conseguir la cantidad que tuvieron al inicio de la guerra. Después del armisticio muchas unidades pasaron a manos de los alemanes, que las absorbieron en la Kriegsmarine. Al final del conflicto (habiendo sufrido tremendas perdidas) muchas de las mejores unidades fueron entregadas como reparación de guerra a los países vencedores.

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